jueves, 14 de abril de 2016

Una de las parejas más influyentes de Puerto Rico prospera en Washington al calor de la crisis en la Isla


WASHINGTON.- Mientras Puerto Rico se dirige hacia una posible bancarrota, el único representante de la isla en el Congreso de Estados Unidos ve su patrimonio crecer, en parte, gracias a las empresas en Wall Street que buscaron aprovecharse de la crisis financiera de la isla y encontraron en la esposa del representante la asesoría que necesitaban, según 'The New York Times'.

Estos papeles dobles —congresista y cónyuge involucrados en los asuntos financieros de sus comunidades— no son inusuales en Washington, una ciudad en la que las parejas poderosas son cada vez más comunes.
Sin embargo, la legislación que ha introducido Pedro Pierluisi, demócrata y comisionado residente de Puerto Rico en el Congreso, beneficiaría por lo menos a dos de las compañías que han contratado a su esposa, María Elena Carrión, como asesora financiera.
Carrión constituyó su compañía de consultoría en Puerto Rico solo 20 días después de que Pierluisi, de 56 años, fuera electo para ir al congreso en 2008, según muestran los registros. Desde entonces su valor ha superado el millón de dólares, y el patrimonio promedio de la pareja se ha multiplicado 27 veces desde la elección.
Mientras Carrión, de 51 años, trabaja con estas compañías, la oficina de Pierluisi cabildea con dos de sus clientes: Fundamental Advisors y Och-Ziff Capital Management, de acuerdo con lo que muestran los documentos proporcionados por la oficina del comisionado residente.
Por otro lado, el directivo de un fondo especulativo en Wall Street, cuya empresa participó en una venta de bonos del gobierno de Puerto Rico por 3,5 mil millones de dólares en 2014, ha recaudado fondos para la contienda de Pierluisi por la gubernatura, según muestran los registros financieros de su campaña y algunos correos electrónicos.
“Al congresista le gustaría continuar el diálogo con la comunidad inversionista”, se lee en una invitación por correo electrónico que este directivo envió en julio de 2014. Añadía que “otros gestores de activos y personalidades políticas” asistirían al evento. “Se sugiere una contribución, ya que el congresista está buscando la gubernatura en el 2016”.
Ninguna ley exige a Pierluisi que divulgue los nombres de los clientes de su esposa… y no lo ha hecho. Los nombres de Wall Street salieron a la luz después de que The New York Times los solicitara.
En entrevistas, tanto Pierluisi como Carrión dijeron que mantenían sus carreras profesionales separadas y que nada de lo que Pierluisi  hizo en el Congreso tuvo la intención de beneficiar a la joven empresa de su esposa, Multicultural Capital, o su campaña para gobernador.
“Ella tiene todo el derecho de ejercer su profesión”, declaró Pierluisi durante una entrevista en su oficina en el Capitolio. “No tiene nada que ver con lo que hago en el Congreso. El único vínculo aquí es que tiene sede en Puerto Rico”.
Carrión —que tiene una maestría en administración de empresas por la Universidad de Columbia y pasó más de una década trabajando para bancos de inversiones en Wall Street— opinó que las preguntas sobre un posible conflicto de intereses son infundadas.
“Soy una especialista en fusiones y adquisiciones con 30 años de experiencia en el sector financiero”, afirmó en una declaración por escrito. “Como mujer y como parte de un grupo minoritario, me siento orgullosa de tener mi propia compañía”.
Los directivos de las empresas que la han contratado, como Fundamental Advisors y Och-Ziff, rehusaron a hacer cualquier declaración oficial.
Las normas de ética del Congreso no establecen límites sobre el trabajo que la esposa de un congresista pueda realizar. Dos abogados de ética que examinaron el asunto a petición del Times opinaron que no veían ninguna violación a la ley en el trabajo que ha realizado Carrión.
Pero Meredith McGehee, directora de políticas en el Centro Legal de Campañas, un grupo que vigila las finanzas de campaña, comentó que Pierluisi debería haber declarado los negocios en los que su esposa está involucrada.
“La democracia es un juego de confianza; las personas necesitan confiar en que los ciudadanos que han elegido no llegaron al poder para enriquecerse”, opinó McGehee. “La realidad es que lo que han hecho aquí ha generado un poco de humo, la impresión de un conflicto, sin importar cuánto desapruebe esa afirmación el congresista”.
Carrión describe Multicultural Capital como una “consultoría boutique independiente” que ayuda a las empresas interesadas en invertir en Puerto Rico y otros mercados latinos a encontrar propiedades de inversión que valga la pena comprar.
Abrir la compañía después de la elección de su esposo representó el regreso al mundo financiero de Carrión, una experta en mercados emergentes que había trabajado durante 15 años en compañías de Wall Street como Prudential Financial y Bankers Trust antes de darse un descanso para cursar un doctorado en historia de Puerto Rico.
Desde su pequeña oficina en San Juan, Carrión llena solicitudes de inversionistas que buscan comprar o vender activos, como hoteles y construcciones residenciales.
Su trabajo en esta área ha coincidido con una explosión de interés en la isla por parte de los actores más importantes de Wall Street, como Apollo Global Management y Och-Ziff Capital Management, dos fondos de inversión con sede en Nueva York. Estos fueron a Puerto Rico en busca de ofertas y los llamados activos en dificultades, como algunos hoteles, o para comprar alguna deuda pública ya que el gobierno estaba ofreciendo tasas de interés inusualmente altas para atraer el dinero que tanto necesita.
Och-Ziff solicitó la ayuda de Carrión en 2012 y 2014 y finalmente compró acciones en un hotel y un complejo residencial de la isla. La compañía de Carrión se llevó una comisión de más de un millón de dólares por la ayuda que prestó para realizar la transacción, según algunos de los que participaron. Ella no dijo cuánto ganó su compañía en comisiones.
Más recientemente, Carrión fue contratada por Fundamental Advisors. Su empresa no pudo ayudarlos a encontrar una inversión adecuada, pero su comisión fue de decenas de miles de dólares antes de que el contrato se diera por terminado al final del año pasado.
En marzo de 2014, Och-Ziff fue uno de al menos una docena de fondos especulativos que compraron una gran participación valorada en 3,5 mil millones de dólares en bonos vendidos por el gobierno de Puerto Rico con la ayuda de empresas en Wall Street, como Morgan Stanley.
Esta oferta de bonos, la venta más grande de deuda municipal en la historia de Estados Unidos, atrajo fondos especulativos, en lugar de los tradicionales inversionistas de fondos municipales.
A meses de la venta de bonos de 2014, los directivos de Wall Street involucrados en la transacción acudieron a la oficina de Pierluisi para pedir ayuda. Este propuso una ley en julio de 2014 y en febrero de 2015 que permitiría al gobierno de Puerto Rico aprovechar la provisión de bancarrota que Estados Unidos pone a disposición de los 50 estados.
En el caso de empresas como Och-Ziff y Fundamental Advisors, este cambio legal protegería su inversión en los bonos si la isla gana la protección por bancarrota, mientas que los titulares de otras deudas emitidas por el gobierno de Puerto Rico recibirían pagos mucho menores.
“El congresista tomó esta postura por una y solo una razón: porque cree que es lo mejor para los 3,5 millones de ciudadanos estadounidenses que representa”, se lee en una declaración emitida por su oficina.
Sin embargo, en agosto de 2014, Julio A. Cabral-Corrada, quien entonces era corredor de bolsa en Morgan Stanley, organizó un evento de recaudación de fondos en el Península Hotel, ubicado en la Quinta Avenida de Nueva York, y explicaba abiertamente en la invitación que los asistentes tendrían acceso a Pierluisi “para continuar el diálogo con la comunidad inversionista” mientras las negociaciones continuaban.
Las normas éticas establecen que los miembros del Congreso no tienen permitido “patrocinar o participar en ninguna solicitud que ofrezca a los donantes cualquier acceso especial”. Cabral-Corrada se rehusó a hablar sobre el evento o las personas que asistieron.
Los registros financieros muestran contribuciones que se hicieron cerca de los días en que se realizó el evento, las cuales provienen de más de una docena de personajes de la industria financiera y cabilderos.
Cuando se le entregó una copia de la invitación a la recaudación de fondos, Pierluisi aseguró que no la había visto antes. “Este es un lenguaje desafortunado”, opinó.
El congreso no ha tomado ninguna acción para resolver la crisis financiera en Puerto Rico. A finales de marzo surgió una propuesta que no garantizaría que los titulares de los bonos rescatables con recursos generales estuvieran completamente protegidos.
En la entrevista Pierluisi ofreció su apoyo tentativo a esta nueva propuesta que remplazaría su plan legislativo, como prueba irrefutable de que no estaba intentando ayudar a los antiguos clientes de su esposa.
Por su parte, Carrión añadió que nunca trabajó para los departamentos de fondos de inversión de las empresas que invirtieron en los bonos, sino que ayudó a las secciones de capitales de riesgo, las cuales compran activos inmobiliarios como hoteles, y que los contratos con todos sus clientes incluían una cláusula que aclaraba que ella no hacía cabildeo en el congreso.
No obstante, algunas de las empresas son tan pequeñas que los directivos participan en ambos departamentos en una misma oficina.
Durante el tiempo que Pierluisi ha estado en su cargo, la empresa de su esposa ha ido de no tener ingresos a valer más de un millón de dólares, de acuerdo con la declaración financiera más reciente, la cual se entregó en 2015.
Las declaraciones financieras que Pierluisi entregó al Congreso muestran que el patrimonio familiar promedio neto, sin las deudas de los activos, aumentó repentinamente, de 36.501 dólares reportados en 2008, el año en que fue electo, a un millón de dólares en 2014, de acuerdo con el informe más reciente entregado en 2015.
Pierluisi aseguró que el cambio en su patrimonio familiar era el resultado de las ganancias de su esposa.
En Puerto Rico, algunos ven un patrón que es familiar.
Emilio Pantojas García, catedrático en la Universidad de Puerto Rico que ha escrito sobre la crisis en la isla, afirmó que, incluso si el trabajo de Carrión no se beneficiara de la presencia de Pierluisi en el Congreso, los arreglos generan sospechas.
“Mientras el resto sufre, ellos sacan ganancias de la crisis”, comentó. “Desafortunadamente, es lo habitual entre la élite política en Puerto Rico”.

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