domingo, 19 de abril de 2020

El tenista ruso Marat Safin cree que el coronavirus se creó para introducir chips en la población


MOSCÚ.- El extenista ruso Marat Safin, número del uno del mundo entre 2000 y 2001, ha asegurado que la situación actual de pandemia de coronavirus estaba “preparada” por hombres poderosos para poder instalar microchips en los seres humanos a través de las “vacunas”, y ha advertido que estamos entrando en “un nuevo orden mundial”.

“Creo que los microchips ya no estarán en los teléfonos, sino en implantes a través de las vacunas. Todo está en internet, no estoy diciendo nada nuevo“, señaló en una entrevista a la web rusa Sports.ru a través de Instagram. “Es una situación preparada”, añadió.
Así, consideró que el objetivo final es “la implantación de chips“. “Todo estaba preparado. En 2015, Bill Gates dijo que tendríamos una epidemia, luego una pandemia, que nuestro próximo enemigo era un virus, no una guerra nuclear. Luego realizaron una simulación en el Foro de Davos dos semanas antes de que el virus fuera conocido en el mundo. Mostraron cómo iría todo esto. No creo que Bill Gates sea adivino, simplemente lo sabía, y todos se estaban preparando”, aseguró.
“¿Por qué comienza el 5G? Luego se introducirán los nanochips. Mira lo que está pasando a nuestro alrededor. La gente está en pánico, como debe estar”, dijo. “El 5G no es bueno para la salud humana. Si lo ponen en todas las ciudades, puede perjudicarnos”, continuó.
El ruso, que lideró el ranking ATP durante nueve semanas entre finales de 2000 y principios de 2001, se encuentra actualmente en Moscú después de abandonar España tras decretarse el estado de alarma. 
“Estaba en España, pero el 16 -de marzo- decidí mudarme aquí. Impusieron el estado de alarma, ya era imposible; estuve allí durante una semana y decidí que debía irme”, explicó.
Sobre su teoría de la conspiración, Safin aseguró que existen “hombres más fuertes” que Putin, Merkel y Trump, que son “los dueños del dinero, los dueños del mundo” y los que están dirigiendo esta situación. 
“¿Por qué deberían ser famosos? No tienen publicidad. Los Rothschild y los Rockefellers son los que están a la vista, pero hay quienes les respaldan. Puedes llamarles como quieras: masones, Illuminati, lo que sea. Todo esto se sabe. El Club de los 300, el Club de Roma”, subrayó.
El tenista moscovita cree que ahora viviremos “de manera diferente”. 
“Es el nuevo orden mundial. Creo que muchos han escuchado esto, puedes leer libros al respecto: Henry Kissinger, Brzezinski… Todo se describe allí”, dijo. 
“Ya estamos siendo observados. Vas a YouTube e inmediatamente, te recomienda cosas para ver, en Netflix lo mismo. Todo se personaliza y crees que eliges tú”, prosiguió.
Además, “poco probable” evitarlo. “No podrás volar a ningún lado, no obtendrás una visa, no podrás asegurarte. Podrán bloquear el dinero. Por cierto, en Nueva York el efectivo ya se ha cancelado, en las tiendas solo se puede pagar con una tarjeta. Habrá dinero virtual”, concluyó.

domingo, 12 de abril de 2020

José Manuel Sánchez-Vizcaino, español y catedrático de Sanidad Animal: «La afectividad española es un paraíso para este mecanismo de contagio»


MURCIA (España).- Catedrático de Sanidad Animal en la Universidad Complutense, director y fundador del primer laboratorio de alta seguridad biológica en España y científico puntual en investigaciones que han servido para la erradicación de peligrosas enfermedades animales, como la peste africana, la peste porcina clásica y la gripe aviar, José Manuel Sanchez-Vizcaino (Murcia 1951), recibió hace apenas unos meses 10 millones de euros de la Comisión Europea para liderar un centenar de científicos en la búsqueda de una vacuna que erradique la peste porcina africana. Doctor honoris causa por la Universidad de Murcia, es experto en pandemias, virología, medicina preventiva e inmunidad y reivindica el concepto de “one health” (una sola salud) para poner el acento en la irremediable conexión entre animales, personas y medio ambiente ante la lucha contra cualquier nueva epidemia. Lo entrevista hoy el diario La Verdad, donde entre otras cosas, dice lo siguiente:

-Nos enfrentamos a la mayor pandemia por virus procedente de animales a humanos del siglo XXI…

-El SARS fue mucho más fácil; él mismo se autoacabó, el mecanismo y la capacidad de difusión eran diferentes. Pero en realidad todos más o menos de la misma familia; con pequeñas o grandes variaciones, pero todos vienen un tronco común. Estamos viendo ya desde hace muchos años que el patrón se va repitiendo, hay unos programas de investigación en los que participo en los que intentamos ver si podemos predecir cuál sería el próximo salto. No hay que olvidar que más del 70% de las enfermedades zoonóticas (afectan a la especie humana) tienen su origen en animales. Todas esas enfermedades no se producen por virus desconocidos; son virus que estaban en especies animales, o habían estado en contacto con la especie humana. Muchos de estos virus están ligados a murciélagos, y el crecimiento de la población humana y animal va haciendo que lleguemos a zonas vírgenes. Cuando se montan, por ejemplo, explotaciones en zonas vírgenes, nadie se da cuenta de que hay población animal cerca, no se le da importancia a los murciélagos porque, entre otras cosas, no se ven con facilidad. Lo que estamos intentando ver podríamos predecir las próximas pandemias. En todas ellas, el primer paso de anticipación del sistema es siempre en animales, y después llegan los humanos.

-La gravedad está en la elevada letalidad del coronavirus…

-Lo que se sabía desde el principio, pero además desde bien principio -porque tanto los chinos como los coreanos han hecho un trabajo excelente y lo han divulgado muy bien- es que este virus tiene una gran afinidad y agresividad por las personas mayores. Se sabía que la diana era la gente mayor, y que entre los jóvenes algunos podían ser incluso asintomáticos. Esas publicaciones estaban, con lo cual se tenía que haber dicho: “Vamos a proteger a la especia que va a tener la mayoría de la mortalidad”. Desgraciadamente aquí en eso hemos llegado bastante tarde.

-La elevada tasa de mortalidad en España, ¿se explica por lo ocurrido en las residencias y por el hecho de que la población esté más envejecida?

-Se explica por varias razones. Los veterinarios, cuando vamos a trabajar el control de una enfermedad, hacemos hincapié en la medicina preventiva, que es la mejor herramienta que tenemos. Cuando vamos a trabajar en cualquier país, tenemos que valorar que cada escenario tiene sus peculiaridades. Y España, junto con Italia, y algo menos Francia, somos países que nos queremos mucho desde el punto de vista afectivo. Es decir, que estamos muy en contacto, nos abrazamos, nos besamos, hablamos mucho y alto, y a veces, todos a la vez… esa afectividad, para el mecanismo de contagio de esta enfermedad, es un paraíso. Favorecemos las vías de propagación en dosis importantes, nos abrazamos, somos cariñosos, y es algo a tener en cuenta cuando se organiza un programa de contingencia… Es algo que la gente Alemania no entiende; piensan que no somos cuidadosos, y no es verdad. Eso se suma a que al principio la información que se recibía era demasiado tranquilizadora…si vemos las hemerotecas se nos ponen los pelos de punta. Además hay un porcentaje de asintomáticos importante. Todo eso ha favorecido que la enfermedad esté muy extendida y, sobre todo, que la hayamos dejado entrar a los círculos de nuestros enfermos diana. Eso es lo que más tristeza y dolor me produce.

-¿No debería haberse puesto en marcha desde el principio un plan de contingencia en las residencias?

-Hubiera sido vital. Las cifras de mortalidad en España de nuestros mayores han sido tremendas, y además en unas condiciones horrorosas de separación de sus familias. Ha sido
verdaderamente triste. Al igual que ver a profesionales que han estado cuidándolos, la clase médica, las enfermeras, celadores… Gente que con muy pocos medios, y sin equipos de protección adecuada o de baja calidad, han estado ahí. Son héroes y con ellos la enfermedad también se ha cebado. Todo esto que está ocurriendo, aunque parezca que no, era totalmente previsible.

-Pues está siendo precisamente los flancos más vulnerables de la pandemia, las residencias de mayores y la precaria protección a disposición de los sanitarios…

-También el diagnostico. Estamos haciendo un gran trabajo de diagnostico muy temprano con la PCR, que detecta si tienes virus en garganta, lo cual es importantísimo para saber que estás infectado y que tienes capacidad de contagiar. Pero hay otros test que nos hubieran ayudado muchísimo, y que por fin ahora parece que vamos a usar, que son los anticuerpos, y que te van a decir si tú has estado ya en contacto con el virus o no, y si tu tasa de anticuerpos es suficientemente buena para que estés inmune. Estoy totalmente convencido de que cuenta se hagan esos test tendremos una buena noticia. Yo creo que este virus viene circulando desde enero, y que por lo tanto, hay muchísima gente que ha pasado la enfermedad, muchos asintomáticamente, lo cual ha sido malo porque han podido contagiar a otros: pero la inmunidad, de la población en su conjunto, será elevada. Vamos a encontrarnos cifras elevadas de gente protegida.

-¿Cree que pueden alcanzar los siete millones de personas en España, como se ha dicho?

-Si, entre siete y ocho millones; es lo que indican los modelos epidemiológicos, pero no están
hechos con datos reales.

- ¿Qué le parece la idea de las llamadas “arcas de Noé” para aislar a los contagiados?

-Lo primero que tenemos que hacer es el test. Hay muchos virus en los que, para que una
batalla como esta se pueda ganar, necesitamos porcentajes de población inmune. Es como si el virus estuviera disparando, pero tuvieras mucha gente con escudo que rechazaría la infección. Tenemos que esperar a tener ese dato para aplicarlo de la mejor manera posible. Veremos si hay los porcentajes de inmunización necesarios para que realmente sea un escudo para rebajar los confinamientos.

- ¿Cuál es ese porcentaje?

-Pues depende de los virus, varía mucho; pero sabrás en qué nucleos y regiones hay mayor
porcentaje, menos… y nos permitirá manejarnos. Si tuviéramos una proporción rondando el 60% - 70 % estaríamos en unas condiciones ideales de hacer manejos; incluso de dar certificados a las personas que estén protegidas para que puedan moverse con tranquilidad. Sin duda ese análisis global de anticuerpos tenemos que tenerlo. En medicina preventiva veterinaria se usa mucho. Es vital.

-¿Y por qué no se ha hecho antes entonces?

-En este plan de contingencia, la pandemia se ha abordado por pasos, y no de forma global. En otros países tienen un vínculo más cercano entre la investigación y la industria y se transfiere la tecnología con más facilidad. En España tenemos varios laboratorios que tienen un test muy avanzado. Levantar medidas de confinamiento de golpe, sin conocer el estado inmunitario de población, podría producir un efecto rebote, aunque guardando las medidas de prevención adecuadas y aceptando que tenemos un población inmune importante, creo que todo irá bien.

-¿Teme un rebrote en otoño, como pronostican muchos?

-Tendríamos que evitarlo, pero yo creo que no va a ser así. Las cifras que se manejan de cómo ha circulado el virus, a qué velocidad y la población joven a la que ha afectado dan la sensación de que tenemos una población inmune elevada. Pero ese dato sería bueno tenerlo confirmado con los test de anticuerpos sobre alguna población.

-La vacuna ¿llegará a tiempo?

-Yo creo que en esta enfermedad se va a conseguir, la respuesta inmune está clara, y la vacuna será eficaz, hay ya varios prototipos muy prometedores. Otra cosa son los ensayos clínicos que demuestren que es apropiada para la especie humana, que no produce efectos secundarios, que no es problemática, saber la duración… y eso como mínimo 12 o 18 meses no nos los quita nadie.

- Llama la atención la ausencia de veterinarios en el Comité científico español del Covid-19…

-Quizá no conocen nuestro trabajo. Pero estamos ayudando mucho en diagnostico. Tanto en
mi casa primera, en el laboratorio del CISA en Valdeolmos Madrid (nivel de bioseguridad 3 y 3+), que fui su director fundacional desde 1992 hasta 2002, como en nuestro centro Visavet de la Facultad de Veterinaria, donde tenemos otro laboratorio de nivel 3, estamos ayudando a la Comunidad de Madrid a hacer diagnósticos por PCR, Aunque es cierto que también podríamos haber aportado mucha ayuda como epidemiólogos y conocedores de estos virus en la elaboración y seguimiento. Quizá podríamos haber aportado mucha ayuda, epidemiólogos u conocedores de estos virus en cómo enfocar un plan de contingencia.

-Hemos asistido a otro salto: el virus ha ido del mercado de Wuhan a un ser humano y parece que de ahí a dos gatos y a una tigresa en un zoo del Bronx…La salud de las personas está estrechamente conectada con la de los animales, son interdependientes… 

-El mundo animal y el humano está unidos, lo mismo que el medio ambiente. Todas las epidemias han tenido una amplificación previa, antes que en los humanos, en los animales. La monitorización sobre la vida animal pude prever las pandemias humanas. Tenemos que trabajar en equipo.

-Es el concepto de una sola salud, “one health”…

-Desde la OMS, la OIE, la UE…., coincidimos en que todo está unido. La cuestión medioambiental, la sanitaria, para hacer un programa global de contingencia. Son tres patas, y no debe quedar ninguna fuera: la ambiental, la sanidad animal y la humana.

-La crisis, ¿plantea un antes y un después en la convivencia entre hombres y animales?

-Espero que sí. China debe aprender de esto, ya han sido avisados en varias ocasiones y no han tomado medida. Si quieres entender algo de epidemiología primero tienes que entender el escenario. Los chinos son muy dados a tomas alimentos exóticos, les encantan, y ya han tenido problemas. Cortar una costumbre es muy difícil, cambiar una cultura, una tradición….te responden que llevan toda la vida haciéndolo. Lo que sí pueden hacer es incrementar la vigilancia sanitaria sobre estas especies que utilizan para la alimentación y no son regladas. Yo creo que en esta ocasión China ha aprendido la lección. No creo que cambien su costumbre de comer esos animales, pero sí habrá una vigilancia sanitaria y veterinaria importante.

-La epidemia nos ha recordado la necesidad de investigar más en técnicas de diagnóstico.

Sin duda llevar a cabo técnicas de detección temprana para detectar la infección rápidamente tipo PCR son vitales hoy día, pero también las técnicas serológicas, la detección de anticuerpos para conocer el estado inmunitario de la población, el alcance de las personas infectadas y la inmunidad de la población, temas vitales para un buen control de una enfermedad. Lo que más echo en falta es que no siempre hay una estrecha relación entre la investigación y la industria, y ese paso hay que mejorarlo, enormemente, hay que hacer esfuerzos. Siempre decimos que somos estupendos en transferencia, pero la realidad es que cuando hemos tenido problema no lo hemos tenido cercano para la creación de esos kits de diagnóstico. En otros países, como en Corea, ha sido impresionante la velocidad con la que ha pasado de los laboratorios a la industria la creación de kits. Todo lo que hemos hecho en España ha sido a través de proyectos europeos. Cuando la investigación básica y de la industria están cercanas, es todo más sencillo. Una cosa es el prototipo y otra hacerlo industrial y luego testarlo. Si en esas tres etapas se trabaja de tú a tú, las cosas manan muy rápido. Al terminar la carrera hice la especialización en Estados Unidos, y allí lo tienen muy claro, es algo que tiene que ir rápido y estar más cercana.

-Siempre quiso dedicarse a estudiar los virus…

-De chiquitito tuve poliomielitis cuando todavía no había vacuna. Me infecté con una al año y medio, casi dos; y llevo con mi amigo el virus de la polio toda la vida. Entonces vivía en Murcia y mi padre, con otros compañeros y amigos crearon una especie de grupo y nos llevaban de hospital en hospital, viendo traumatólogos, tratamientos… En todos sitios oía: “qué pena pobre chico que no le haya llegado la vacuna a tiempo”. Yo escuchaba aquello, pero no entendía muy bien qué era eso de la vacuna. Ya con ocho o nueve años me cayó en las manos un libro de Louis Pasteur y me encantó conocer lo que había hecho, su vida…, con doce años decidí que quería trabajar como él; era quimico, pero trabajaba con animales, y me di cuenta de que si hacia Veterinaria podría aprender y avanzar mucho. Desde entonces siempre he estado ligado a las enfermedades víricas, y me encanta lo que hago. Empecé como virólogo y después hice la especialización en inmunología, y luego todo lo que es la epidemiología, modelos de control, preventivos, socioculturales…

- Los movimientos antivacunas le pondrán los pelos de punta…
-El éxito de las vacunas a la vez es un problema. Con el programa de vacunaciones infantil que tenemos en España, el éxito es grande, que la gente piensa que, como no hay enfermedad, para qué seguir vacunando. Se les mete en la cabeza que es un negocio de las multinacionales y no se dan cuenta de que en el momento en bajas la inmunidad de la población, entras en riesgo. Si dejamos de vacunas, como ha ocurrido con el sarampión, ayuda a que cualquier virus que llega con viajes, emigración ….entre. Hasta casos de polio, que me han dado una pena tremenda se han registrado. Cuando esos padres les tengan que explicar a un niño, que va a vivir toda la vida con la polio, con muchas dificultades, que había una vacuna y no se la quisiste poner, lo van a tener difícil. Si esto sigue adelante, en algún momento, el no vacunarse será punible, como conducir sin carné. No es solo tu decisión, puedes hacer daño a otro.

-Le he escuchado decir que peor que el virus puede ser el miedo….Esta vez ha sido un aliado….

-No había más remedio que pasar a ese estado. A principio de enero estaba todo superrelajado. Si lees las hemerotecas y ves lo que se decía y lo que se dice ahora, ves que no se valoré el peligro al que nos exponíamos, no se explicó claro. Y pasamos del “aquí no pasa nada” al caos y eso no es bueno.

miércoles, 1 de abril de 2020

Diferencia entre religión y evangelio / José María Castillo *

Una de las cosas, que están quedando más patentes en esta enorme desgracia que estamos sufriendo - la pandemia del coronavirus - es la diferencia que hay entre la religión y el evangelio. Porque son dos cosas muy distintas. Y, en algunas cuestiones de enorme importancia, son experiencias y prácticas contradictorias. Ha tenido que venir una desgracia, tan espantosa como el coronavirus, para que mucha gente caiga en la cuenta de la diferencia que hay entre religión y evangelio.

Me explico. Una de las cosas más patentes, que estamos viendo en estos días, es que las manifestaciones públicas de la religión (procesiones, solemnes ceremonias religiosas, funciones sagradas en los templos, etc) son un estorbo y hasta un peligro. 

Mientras que, por el contrario (en algunos casos y hasta hace pocos días) echamos en falta que, en la vida y en la convivencia diaria, estuviera más presente el evangelio, que es curación de enfermos, atención a lo que necesitan los más desgraciados de este mundo, los que están en peligro de muerte y hasta los difuntos (mendigos, ancianos, personas marginadas, moribundos y hasta muertos).

Y es que, si todo esto se piensa despacio, caemos en la cuenta de que fueron los “hombres de la religión” los que no pudieron tolerar el “evangelio de Jesús”. Y fueron los sumos sacerdotes del templo los que condenaron a muerte a Jesús, los que forzaron a Poncio Pilatos para que lo crucificaran, los que se burlaron de Jesús en su agonía. Y no se quedaron tranquilos hasta que lo vieron muerto. Es un hecho evidente: la “religión” no pudo convivir con el “evangelio”.

Lo cual es comprensible. Porque “religión” y “evangelio” son medios o caminos para buscar a Dios. Pero son medios o caminos opuestos. La “religión” es un conjunto de creencias, normas y ritos, para tranquilizar la conciencia. El “evangelio” es una “forma de vida” que pone todo su interés en remediar el sufrimiento de quienes lo pasan mal en la vida. Y todo esto es lo que explica por qué la “religión” tiene su centro en “lo sagrado”, mientras que el “evangelio” tiene su centro en “lo humano”.

Y esto es lo que explica por qué, según el “evangelio”, Dios “se encarnó”, es decir: Dios “se humanizó”. Ante todo, en Jesús de Nazaret. De forma que el mismo Jesús le pudo decir al apóstol Felipe: “El que me ve a mí, está viendo a Dios” (Jn 14, 7). Pero no sólo en Jesús. Dios está presente en cada ser humano. Por eso, el mismo Dios dirá a cada cual en el juicio final: “Lo que hicisteis con cada uno de éstos, a Mí me lo hicisteis” (Mt 25, 40).

Y es que el fondo del asunto está en algo que no nos entra en la cabeza. En nuestra intimidad más honda, llevamos siempre preguntas que no encuentran respuesta. Muchas veces huimos de nosotros mismos o intentamos huir, buscando soluciones en la diversión o el egoísmo. Soluciones de repuesto que duran poco. En el fondo, quedan las preguntas y el vacío. 

También hay quienes buscan respuesta en la religión. Pero los ritos religiosos son acciones que, debido al rigor de la observancia de las normas, acaban constituyéndose en un fin en sí. Con lo cual, ni resuelven su problema, ni van a ninguna parte. Y para acabar: cuando centramos nuestra vida en el “ethos”, la conducta de la honradez y la bondad, el proyecto de vida que nos humaniza, nos hace honrados y buenas personas, entonces hemos encontrado el Evangelio.

Y es con el “proyecto de vida”, que humaniza nuestras vidas, con eso contagiamos felicidad y seremos felices, incluso aguantando las pandemias que nos puedan invadir.

¡Qué enorme equivocación se cometió en la Iglesia cuando, con el paso de los años, terminó por fundirse y confundirse el Evangelio con la Religión!


 (*) Teólogo español