SAN JUAN.- Después de 36 años enseñando inglés en una escuela católica cerca de la capital de Puerto Rico, Norma Cardoza tenía previsto retirarse con una modesta pensión que confiaba recibir de la archidiócesis de San Juan. Su esperanza no se ha cumplido.
Los responsables de la
archidiócesis informaron en las últimas semanas a Cardoza y otros
cientos de profesores actuales y retirados de que sus pensiones se
eliminarán porque los pagos superan a las contribuciones. El alumnado de
las escuelas católicas de Puerto Rico se ha desplomado por la marcha de
muchas familias de la isla hacia el territorio continental
estadounidense, en medio de la crisis económica de la isla.
Ha
sido un golpe devastador para los profesores de colegios católicos, que
contaban con esas pensiones para complementar los cheques de la
seguridad social que van a recibir.
La Iglesia señaló en su carta
que su contrato con los empleados le permite poner fin al plan de
pensiones en cualquier momento, y dijo que el dinero restante se
repartirá entre los profesores retirados. El texto terminaba con las
palabras "Que Dios les bendiga a todos".
"Tengo 62 años. ¿Cree que
puedo conseguir un plan de pensiones en cuatro años? No hay manera",
dijo Cardoza, que esperaba recibir 930 dólares mensuales de la Iglesia
al retirarse, algo que tenía previsto hacer en mayo pero que ahora ha
pospuesto. "Por eso lo encuentro tan espantoso".
Mientras el
gobierno de Puerto Rico bordea la quiebra, el sombrío destino de este
grupo de profesores retirados y en activo podría apuntar a más penurias
para otros trabajadores que esperan recibir penurias, y no sólo de
instituciones privadas como la Iglesia, sino también en el renqueante
sector público de la isla.
Por el momento, los trabajadores del
gobierno no han recibido esa mala noticia sobre sus pensiones. Pero el
gobierno de la isla, sumido en una profunda crisis económica, ha
empezado a suspender pagos en deudas por valor de miles de millones de
dólares. Muchos expertos financieros, aquí y en el territorio
continental estadounidense, señalan que es probable que las deficitarias
obligaciones de pensiones, que suman más de 41.000 millones de dólares,
acaben en la picota.
Si se acaba el dinero, también podrían
recortarse las pensiones para profesores de escuelas públicas, policías,
bomberos y otros miles de empleados del gobierno.
Vicente
Feliciano, economista y consultor de empresas en San Juan, predijo que
varios sistemas de pensiones públicas no podrán hacer frente a sus pagos
completos en dos años. "Cuando se acabe, 'then what'?", dijo, empleando
la expresión en inglés para "entonces, ¿qué?". "¿Dejamos a los
pensionistas en la calle?".
En Puerto Rico hay unos 120.000
empleados del gobierno y miles de jubilados más del sector público.
Muchos, como profesores y policías, tienen planes de jubilación que son
una alternativa a la Seguridad Social, de modo que si se recortan sus
pensiones, no recibirían ni siquiera los cheques de la Seguridad Social.
Se supone que el fondo general del gobierno debería cubrir las
obligaciones de pensiones si es necesario, pero incluso ese dinero se
está acabando.
"Estamos sumamente preocupados porque el gobierno
ha sido totalmente negligente", dijo Pedro Pastrana, que representa a un
sindicato de profesores retirados.
El gobernador Alejandro García
Padilla, que fue elegido con el apoyo de sindicatos del sector público,
aprobó en 2013 cambios del sistema de pensiones del gobierno como
elevar la edad de jubilación, que depende del empleo y del número de
años trabajados, o requerir contribuciones de los empleados.
Sin
embargo, el gobierno empezó a incumplir pagos de deuda el año pasado y
se espera que no cubra un pago de 422 millones de dólares que vence en
mayo. El Congreso estudia una ley que cree una junta supervisora
federal, con poderes que podrían incluir los despidos y recortes de
pensiones que piden algunos inversores en bonos puertorriqueños.
Mientras
las autoridades en Washington y San Juan debaten qué hacer con las
pensiones públicas, los profesores retirados de las escuelas católicas
empiezan a vivir con estrecheces.
Isabel Casanas, ex directora de
una escuela católica y que llegó a Puerto Rico desde Cuba en la década
de 1960, estudia trabajar como tutora privada, pero teme que su edad
pueda ser un problema.
"La gente cree que porque tengo 83 años,
que ya estoy del otro lado", comentó Casanas, que se jubiló el año
pasado. "Toda mi vida he trabajado. Nunca he dependido de nadie".
Los profesores de escuelas católicas que están perdiendo sus pensiones dicen que la noticia los tomó por sorpresa.
La
archidiócesis creó el plan de pensiones en 1979, en parte para atraer a
los profesores que se apuntaban al sistema de escuelas públicas por su
plan de pensiones. Pero la población de la isla ha descendido hasta un
10% en la última década, en el mayor éxodo registrado en muchos años.
"No
deja de sorprender que venga de una entidad católica que se supone que
ayude a los demás", comentó Ana Pérez, profesora de educación física de
53 años. "¿Y esos 25 años que nosotros trabajamos? Lo perdimos".
No
está claro cuánto dinero hay en el fondo de pensiones. Las autoridades
católicas no respondieron a peticiones de Associated Press de
comentarios sobre la eliminación de las pensiones, o si el fondo estaba
asegurado.
Cardoza tuvo que cancelar sus planes de hacer un
crucero y visitar a sus hijos y nietos en el territorio continental. La
profesora se enfada cuando habla de cómo las autoridades no respondieron
a sus preguntas.
"Treinta y seis años de mi vida dedicados a
enseñar, ¿y esto es por lo que trabajé?", dijo Cardoza con la voz
quebrada. "Me despierto en mitad de la noche diciendo 'No, esto no puede
ser cierto"'.
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