BARCELONA.- Las firmas de moda nupcial
españolas deberán superar las plazas tradicionales europeas y apostar
por mercados con mayor potencial de crecimiento, como Latinoamérica
(Brasil, México --con tasa de crecimiento del 3,6%--, Argentina, Perú y
Colombia), seguido de Estados Unidos (+2,6%), y finalmente Arabia Saudí,
Kuwait y Emiratos Árabes.
"No es que las marcas españolas deban deslocalizar. Deben
mantener sus fábricas en España, pero deben dirigirse a compradores de
todo el mundo", ha destacado este lunes en rueda de prensa el profesor
del Iese José Luis Nueno, que ha introducido el estudio 'Millennials
Brides, nacer en los 80, casarse hoy' en el marco de la presentación de
la Barcelona Bridal Fashion Week.
Actualmente, las marcas españolas se concentran sobre todo en
Europa (77%), seguido de los países de la región Asia-Pacífico, con el
10%; Estados Unidos ostenta un 5%, Latinoamérica un 7% y Oriente Medio
un 1%, unos porcentajes que deberían cambiar para seguir creciendo.
Y es que el año pasado, por cada persona en edad de casarse en
el hemisferio norte del mundo, había ocho en edad de contrarer
matrimonio en el sur, y esta proporción se sitúa en nueve en el periodo
comprendido entre 2016 y 2030.
En el caso de España, la demografía jugará en contra y hará
que descienda el número de enlaces, si bien el gasto que se destinará al
vestido de novia será en 2020 de 1.729 euros, superando incluso los
niveles precrisis que se daban en 2006, y es que las novias prefieren
renunciar a bodas multitudinarias y a otros lujos de la celebración y
lucir un vestido que les haga sentir protagonistas de su día.
En el proceso de internacionalización, las principales firmas
españolas optan por conquistar nuevos mercados con tiendas multimarca,
mientras que para las tiendas propias eligen el formato 'flagship', con
lo que el resultado es que el 95% de la distribución corresponde a
tiendas multimarca y el 63% del total de tiendas propias se ubican en
España.
España es uno de los líderes indiscutibles de la moda nupcial
con una facturación de 1.246 millones de euros, una exportación por
valor de 504 millones y una producción de 755.000 vestidos anuales
--Cataluña representa el 41,6% de la producción--, lo que le convierte
en el primer productor europeo y segundo país exportador mundial del
sector, por detrás de China.
Así, el país se recuperó de la crisis en el sector nupcial en
2014, cuando recuperó los niveles de 2010 y el desembolso para la
celebración de la ceremonia se situó en los 16.500 euros, un 31% más que
el año anterior.
Además de seguir apostando por la internacionalización, otro
reto de la moda nupcial española es adaptarse a los 'millennials' --los
nacidos entre 1980 y el año 2000--, ya que en 2015 el 70% de los enlaces
que se produjeron fue entre personas de este segmento de edad y son el
grupo de potenciales casaderos más importante entre 2016 y 2030.
Los 'millennials' se caracterizan por el uso ingente de las
grandes tecnologías y por tener el 'smartphone' como una extremidad más
de su cuerpo: las novias consultan las nuevas colecciones a través del
móvil y en redes sociales, hacen una primera selección y luego acuden a
la tienda física con una idea clara del vestido que quieren.
Estos novios suelen retrasar la edad para su enlace y ello les
hace contar con mayor poder adquisitivo para costear su boda, de la que
quieren controlar todos sus detalles y sorprender a los invitados con
detalles originales.
La capital catalana es líder en turismo, pero cada vez se va
consolidando más como un destino donde celebrar la ceremonia nupcial, y
es que en 2016 se prevé que el turismo del sector de novias genere en
Barcelona 53,6 millones de euros.
Solo para el día de la boda, el gasto medio por invitado
supera los 500 euros, y el impacto económico de un enlace con alrededor
de un centenar de invitados se sitúa en uno 120.000 euros, ya que el
perfil de este tipo de cliente es extranjero --principalmente inglés-- y
con un gran poder adquisitivo.
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