SANTO DOMINGO.- El presidente de República Dominicana, Danilo Medina, se ha asegurado
este lunes su reelección para gobernar por cuatro años más el país
caribeño, al arrasar con un 61,99% de los votos las elecciones del
domingo, escrutado el 55% de las mesas electorales.
Medina, del centrista Partido de la Liberación Dominicana (PLD, en el
poder desde hace doce años), saca 27 puntos de ventaja a su principal
rival, Luis Abinader, del socialdemócrata Partido Revolucionario Moderno
(PRM), con un 35,18%, según el boletín de la Junta Central Electoral
(JCE).
Ningún presidente dominicano había obtenido hasta ahora este caudal
electoral. Medina, considerado el gobernante latinoamericano más popular
-según la consultora mexicana Mitofsky-, tiene a su favor el
crecimiento económico de este país turístico -7% en 2015- y la cercanía
con la gente en su estilo de gobernar.
"El dominio de los órganos del
Estado, la administración de recursos sin un Congreso que le haga
contrapeso, la política de asistencia social y la estabilidad
macroeconómica" le han favorecido, ha afirmado el politólogo Rafael
Toribio Domínguez, exrector del Instituto Tecnológico de Santo Domingo.
Medina, un economista y químico de 64 años, supera el 51,2% de
sufragios que obtuvo en 2012. En esos comicios ganó sin opción a
reelección inmediata, pero en 2015 impulsó una reforma constitucional
que le permitió buscar el segundo mandato.
El presidente siempre figuró en las encuestas como favorito para la
reelección, con una oposición debilitada al haberse dividido en 2014 el
otrora poderoso Partido Revolucionario Dominicano (PRD), de donde salió
el PRM.
Las autoridades aún no precisan los niveles de participación del
total de 6,7 millones de dominicanos que fueron convocados a renovar,
además de presidente y vicepresidente, a 32 senadores, 190 diputados y
autoridades municipales. Tampoco hay datos consolidados sobre los
senadores y diputados, pero según datos preliminares Medina también
tiene la composición a su favor, aunque no tan contundente como la
actual.
Las calles de la capital lucen tranquilas. Ninguno de los dos
candidatos se ha pronunciado sobre los resultados, aunque se planea una
celebración del PLD este lunes.
Analistas como los politólogos Berlaminio Ramírez y Rafale Toribio
Domínguez han señalado que Medina tendrá varios desafíos: fortalecer la
institucionalidad del Estado, reducir la delincuencia y la desigualdad
social.
Pese al crecimiento económico, uno de los mayores de América Latina,
la pobreza afecta al 40% de los diez millones de dominicanos y el
desempleo alcanza el 14%. Un 20% de los más pobres no recibe ni el 5% de
las riquezas del país, mientras que el 20% de los más ricos se
beneficia con un 50%, según la ONG británica Oxfam.
Observadores internacionales y analistas locales señalan la urgencia
de impulsar tras estos comicios reformas en el sistema electoral, con
una mayor equidad y control en los recursos que usan los partidos, así
como también superar las deficiencias del proceso de elección.
El conteo de votos fue confuso debido a que se aplicaron dos tipos de
escrutinio: uno manual, que a las 08.30 hora local (12.30 GMT) llevaba
contadas poco más de la mitad de las 16.000 mesas electorales; y otro
electrónico que tiene más urnas contabilizadas al ser más rápido. La
oposición ha protestado porque siempre se opuso al recuento electrónico.
No obstante, ambos escrutinios, pese al número diferente de mesas,
coinciden en el porcentaje de sufragios consignados a Medina y Abinader.
La jornada del domingo se vio alterada por problemas de logística,
retrasos en la apertura de urnas, denuncias de irregularidades como
compra de cédulas de identidad y proselitismo político a las puertas de
los recintos electorales, algo prohibido por ley. Esta era la primera
vez que se iba a usar el registro dactilar a la hora de votar y la
transmisión electrónica de los resultados desde los colegios
electorales, pero muchas máquinas no funcionaron y no había técnicos
para resolver los problemas.
En un país que ha vivido historias traumáticas con la dictadura de
Rafael Trujillo (1930-1961), intervenciones de Estados Unidos y
perpetuaciones en el poder (Joaquín Balaguer), la hegemonía que está
consolidando el PLD preocupa a parte de los dominicanos.
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