martes, 4 de junio de 2019

Argentina pasa hambre / Guillermo Herrera *

Argentina produce alimentos para cuatrocientos millones de personas en el mundo, pero sin embargo en este país unos 3,4 millones de sus ciudadanos comen sólo una vez al día. Argentina es el tercer peor país del mundo en cuanto a competitividad, superando tan solo a Mongolia y Venezuela.

Así se desprende de un informe de la escuela suiza de negocios IMD publicado la semana pasada que, entre otras cosas, destaca el débil crecimiento de la economía, la inflación, el sistema jubilatorio y las deficiencias en la infraestructura educativa de Argentina. Y todos estos factores, empujan a la pobreza a las capas más vulnerables del país: niños y ancianos.

NIÑOS
Otro informe divulgado anteriormente por el Observatorio de la Deuda Social de la Pontificia Universidad Católica Argentina reveló que el 41,2% de los menores entre 0 y 17 años es doblemente pobre. Es decir, que aproximadamente 4,7 millones de niños viven en hogares donde sus padres no tienen ingresos suficientes para vivir, y que a la vez, son privados de al menos un derecho; en categorías que van desde la alimentación y la salud, hasta la vivienda y la educación.

La situación de los comedores escolares que alimentan a más de un tercio de la infancia en Argentina también está desbordada por la crisis. "Esta ayuda alimentaria no sabemos exactamente cuál es el impacto cualitativo que tiene. Porque muchos maestros cuentan que estos niños no necesariamente consumen la alimentación en los comedores, si no que muchos de ellos se llevan la comida en envases a su casa. Lo cual implica que muchas de las viandas que están pensadas para un niño hoy están siendo compartidas por familias", alertó Tuñón.

ANCIANOS
Si los menores son una de las caras más dolorosas de la pobreza, la otra son los ancianos. "El adulto mayor, cuando no puede comprar los remedios o no puede comer, no tiene retorno, porque no puede conseguir otro medio de vida. Si hoy por hoy los jóvenes no consiguen un medio de vida, con más razón un hombre mayor", comentó por su parte el presidente de la Confederación General de Jubilados, Retirados y Pensionados del país sudamericano, Carlos Valle.

Es el caso de Miguel Villeli, un jubilado de 75 años, quien junto a su esposa pensionada tiene que hacer malabares para comprar alimentos y pagar los servicios en una casa donde ni siquiera cuentan con alcantarillado. Además tramita una pensión por discapacidad porque ya no puede pagar los medicamentos que necesita para paliar una enfermedad respiratoria crónica.

TRUEQUE
La actividad de intercambio que fue furor tras el estallido social de hace dieciocho años reaparece en distintos puntos del país, y para algunas familias es la única forma de subsistencia.- El trueque está de vuelta. Como en la crisis económica, política y social del 2001, cuando se saqueaban supermercados, 38 ciudadanos morían en medio de protestas y el entonces presidente Fernando de La Rúa escapaba en un helicóptero, la actividad resurge en la gestión de Mauricio Macri, aunque en una escala mucho menor.

Así, años más tarde, varias familias que no pueden comprar artículos en los comercios tradicionales, utilizan este mecanismo primitivo de intercambio para intentar llenar las panzas de sus hijos, mientras las cuentas del Ministerio de Hacienda son supervisadas por el inefable Fondo Monetario Internacional (FMI) y la inflación no da tregua.

El sistema es bastante sencillo. Las familias, numerosas, colocan sus mantas sobre el pasto de una cancha de fútbol ubicada en las calles 115 y 522, a pocos metros de las vías del ferrocarril, mientras los más chicos corretean junto a los perros del lugar. Allí exhiben sus productos, principalmente ropa usada, pero también hay tortas caseras y hasta artículos para celulares. Todo se puede cambiar por alimentos o un tope de hasta 250 pesos (unos cinco dólares), aunque se consiguen pantalones por 50 (más de un dólar).

INDUSTRICIDIO
Según la Unión Industrial Argentina (UIA) la actividad industrial lleva once meses consecutivos de caída. Una de cada dos máquinas están paradas, indica el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Además, se perdieron 137.000 puestos de trabajo industrial en los últimos tres años y medio, según el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda. ¿Hay un 'industricidio' en Argentina?

Las causas del diagnóstico son variadas. "La subida de costos por aumento del dólar, tarifazos, tasas de interés exorbitantes y caída de la demanda interna en un contexto de crisis mundial se combinaron para dar lugar a una tremenda destrucción del tejido industrial nacional", dijo Cristian Girard, economista y parte del equipo del exministro de Economía y actual diputado Axel Kicillof.

Según el último informe de la UIA, el retraso de la recuperación del consumo en el mercado interno y los aumentos en los costos "empeoran el panorama complejo que debe enfrentar el sector industrial". Y por otro lado, la demanda externa no colabora. Entre las causas están la "guerra comercial" entre Estados Unidos y China y los problemas económicos del vecino Brasil.


 (*) Periodista español

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