LA HABANA.- El presidente cubano, Raúl Castro, ratificó hoy la voluntad de su país
de construir un nuevo tipo de relación con Estados Unidos, basada en el
arte de la convivencia civilizada y sin renunciar a sus principios
soberanos.
Tenemos la voluntad de desarrollar un diálogo respetuoso y construir un
nuevo tipo de relación con Estados Unidos, como la que nunca antes ha
existido entre ambos países, porque estamos convencidos de que ello sólo
puede reportar beneficios mutuos, afirmó Raúl Castro durante la
inauguración del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Al leer el Informe Central en la cita partidista, el también primer secretario del Comité Central del PCC se refirió a las particularidades de la coyuntura determinada por el proceso hacia la normalización de nexos iniciado por La Habana y Washington el 17 de diciembre de 2014.
Al respecto, el gobernante reconoció la posición del presidente norteamericano, Barack Obama, tendente a la eliminación del bloqueo económico contra la isla y destacó que se han constatado resultados concretos en el diálogo y la cooperación entre Cuba y Estados Unidos.
No obstante, aseveró que las medidas anunciadas por Obama poco antes de su visita a La Habana para introducir algunas aplicaciones en la aplicación del bloqueo a partir de la utilización de facultades ejecutivas, aunque positivas, no son suficientes.
En su alocución, el dignatario cubano recordó que el bloqueo económico impuesto hace más de medio siglo por Washington continúa vigente con incuestionables efectos intimidatorios de alcance extraterritorial.
Sobre este punto, reiteró que para avanzar a la normalización de relaciones deberá eliminarse el bloqueo -principal obstáculo para el desarrollo económico del país- y devolverse el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo en contra de la voluntad del gobierno y pueblo cubanos.
Asimismo, agregó el dignatario, debieran suprimirse los programas dirigidos a cambiar el sistema político, económico y social de la nación caribeña, entre otras políticas lesivas aún vigentes.
Igualmente, Raúl Castro refirió que la política migratoria continúa siendo utilizada como un arma contra la Revolución, mediante prácticas que no se corresponden con el declarado cambio de política hacia Cuba y generan dificultades a terceros países.
El Presidente -que evidenció que los propósitos de Washington con respecto a la isla son los mismos y sólo se modifican las formas de alcanzarlos- aseveró que no puede pretenderse que Cuba renuncie a los principios de la Revolución, ni realice concesiones inherentes a su soberanía e independencia o ceda en la defensa de sus ideales.
Raúl Castro reconoció asimismo que es "largo y complejo el camino hacia la normalización de los vínculos bilaterales, pero avanzaremos en la misma medida en que seamos capaces de poner en práctica el arte de la convivencia civilizada, o lo que es lo mismo, aceptar y respetar las diferencias, que son y serán numerosas y profundas".
En ese sentido, el mandatario abogó por no hacer de las diferencias el centro de la relación entre Cuba y Estados Unidos y en su lugar instó a concentrarse "en lo que nos acerca y no en lo que nos separa, promoviendo el beneficio de ambos países".
Al leer el Informe Central en la cita partidista, el también primer secretario del Comité Central del PCC se refirió a las particularidades de la coyuntura determinada por el proceso hacia la normalización de nexos iniciado por La Habana y Washington el 17 de diciembre de 2014.
Al respecto, el gobernante reconoció la posición del presidente norteamericano, Barack Obama, tendente a la eliminación del bloqueo económico contra la isla y destacó que se han constatado resultados concretos en el diálogo y la cooperación entre Cuba y Estados Unidos.
No obstante, aseveró que las medidas anunciadas por Obama poco antes de su visita a La Habana para introducir algunas aplicaciones en la aplicación del bloqueo a partir de la utilización de facultades ejecutivas, aunque positivas, no son suficientes.
En su alocución, el dignatario cubano recordó que el bloqueo económico impuesto hace más de medio siglo por Washington continúa vigente con incuestionables efectos intimidatorios de alcance extraterritorial.
Sobre este punto, reiteró que para avanzar a la normalización de relaciones deberá eliminarse el bloqueo -principal obstáculo para el desarrollo económico del país- y devolverse el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo en contra de la voluntad del gobierno y pueblo cubanos.
Asimismo, agregó el dignatario, debieran suprimirse los programas dirigidos a cambiar el sistema político, económico y social de la nación caribeña, entre otras políticas lesivas aún vigentes.
Igualmente, Raúl Castro refirió que la política migratoria continúa siendo utilizada como un arma contra la Revolución, mediante prácticas que no se corresponden con el declarado cambio de política hacia Cuba y generan dificultades a terceros países.
El Presidente -que evidenció que los propósitos de Washington con respecto a la isla son los mismos y sólo se modifican las formas de alcanzarlos- aseveró que no puede pretenderse que Cuba renuncie a los principios de la Revolución, ni realice concesiones inherentes a su soberanía e independencia o ceda en la defensa de sus ideales.
Raúl Castro reconoció asimismo que es "largo y complejo el camino hacia la normalización de los vínculos bilaterales, pero avanzaremos en la misma medida en que seamos capaces de poner en práctica el arte de la convivencia civilizada, o lo que es lo mismo, aceptar y respetar las diferencias, que son y serán numerosas y profundas".
En ese sentido, el mandatario abogó por no hacer de las diferencias el centro de la relación entre Cuba y Estados Unidos y en su lugar instó a concentrarse "en lo que nos acerca y no en lo que nos separa, promoviendo el beneficio de ambos países".
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