La
velocidad de innovación y creatividad que ofrece la robótica, la
electrónica y la digitalización, obligarán a estudiar y valorar un nuevo
y dinámico sistema económico estructural variable, capaz de compensar
la inevitable caducidad de las estructuras tradicionales estáticas en
vigor, que por falta de previsión y agilidad transformadora, ya han
empezado a originar desapariciones en el sector industrial y de
servicios, eliminando, además, puestos de trabajo.
Un
estudio del mercado de consumo permanente, que facilite y agilice la
renovación estructural actual, ya obsoleta, será indispensable para
hacer frente a las crisis que originará la imparable investigación
científica, mecánica, electrónica y de comunicación. Deben nacer nuevos
enfoques y técnicas que soporten y ayuden a los avances innovadores con
los que debe ir de brazo hacia el éxito.
El
Progreso, que ya hemos empezado a disfrutar, y el que previsiblemente
se irá imponiendo, hará cambiar los sistemas de vida y del consumo.
Hemos de aceptar que el software obligará a renovar los sistemas de
gran parte de sector industrial, que las computadoras (inteligencia
artificial) eliminarán el esfuerzo humano, que determinadas
especialidades profesionales perderán campo de actuación al crearse
nuevos servicios de asesoramiento electrónico de gran información, como
ocurrirá también con los análisis médicos sistema Tricorder X, que
analizará a distancia un amplio campo de biomarcadores y diagnosticará
cualquier tipo de enfermedad, que el automóvil y maquinaria móvil
autoconductoras sustituirán a la mano de obra, que la posibilidad de
escanear en tres dimensiones desde el teléfono personal obligará a las
fábricas a cambiar su maquinaria tradicional por otra robotizada, y
tantas otras hipótesis que la mente humana aún no es capaz de prever.
El
nuevo escenario de futuro debe apoyarse de forma permanente en el
mercado de consumo, a su cambio y a su progreso. Para ello, debe
separarse de las ideologías personales y colectivas que siempre llevan a
la implantación de técnicas enquistadas paralizantes o regresivas, y
que se defienden con obstinación y falsedad justificando un crecimiento
inexistente. La supervivencia de una economía nacional o internacional
requiere una planificación y desarrollo elásticos e inteligentes.
Dos
cuestiones habituales deben ser eliminadas: -las inversiones faraónicas
no rentables, de escasa utilidad y de imposible amortización racional
(habitualmente solo obedecen al lucimiento político individual o
colectivo) y, - la permisividad y descontrol del sistema financiero por
parte de los reguladores centrales, nacionales, continentales y
mundiales casi siempre influidos por el poder político. “Los Estados
deberían crear las instituciones supranacionales con poder suficiente
para regular la actividad de los bancos centrales y supervisar el
sistema financiero internacional”, Smithin, autor de este principio,
añadía: “Las instituciones financieras internacionales no son un fin en
sí mismo, sino medios para conseguir un objetivo concreto”.
Los
presupuestos nacionales, regionales y municipales, que siendo de
obligado cumplimiento, solo sirven para orientar (en caso de necesidad,
se incumple la obligación de aprobación de otros oficiales
extraordinarios), y deben atenerse al sistema universal de los llamados
“presupuestos cero”, y sancionar severamente la libre aplicación de los
fondos públicos. Los presupuestos deberán fijar los límites del posible
déficit estructural del PIB, y los mecanismos obligatorios para la
estabilidad financiera
La
viabilidad de la economía de futuro, pero de adopción urgente,
necesitará de importantes inversiones de apoyo a los distintos sectores
de actividad empresarial, imprescindibles para su adaptación a los
avances tecnológicos y de investigación que la nueva era de creatividad
impone. Ello obliga a una nueva estructura presupuestaria, cuyo
principal objetivo sea el apoyo financiero a la adaptación urgente de la
productividad en las fuentes de riqueza.
El
primer paso para un nuevo y necesario presupuesto es la drástica
disminución del gasto público, muchas veces indiscriminado y con
ausencia de la debida justificación. Dicha disminución deberá
trasladarse a capítulos de nueva creación destinados a las reformas
estructurales y a la financiación de los estudios de mercados de consumo
y costumbres, tanto nacionales como para el emprendimiento
internacional.
El
estudio real y profundo de nuestra riqueza nacional ha de basarse en el
marco de la economía regional, sin atenerse necesariamente a la
organización política actual, para luego impulsarlas y coordinarlas
hacia el consumo, servicios y bienestar social. Este trabajo, intuyendo
su necesidad, se proyectó y se desarrolló hasta ser publicado en el año
1968 como consecuencia del centenario de la Fundación de la Universidad
Comercial de Deusto. Esta publicación, editada en cinco tomos, se gestó
bajo la dirección técnica del maestro y catedrático Juan Velarde
Fuertes, sin que se haya utilizado como patrón por las sucesivas
políticas económicas hasta nuestros días.
Lógicamente
habría que actualizar datos y conclusiones a los cambios progresistas
de los mercados actuales. A modo de ejemplo, podemos calificarlo
matemáticamente como una gran ecuación que contiene numerosas
incógnitas, pero que pueden ser despejadas mediante los datos reales que
proporcionaría el estudio ininterrumpido de los mercados cambiantes del
consumo.
(*) Economista y empresario español
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