miércoles, 11 de mayo de 2016

Presos organizados obtenían un millón de dólares ilícitos mensuales con comercio carcelario en Puerto Rico

SAN JUAN.- Las autoridades federales de Estados Unidos desarticularon una organización de presos que generaba un millón de dólares mensuales, anunció hoy la fiscal federal Rosa Emilia Rodríguez. 

 El operativo de produjo después que un gran jurado federal emitiera acusaciones contra 50 miembros de la Asociación Pro Derechos y Rehabilitación del Confinado (Ñeta) por asesinato, tráfico de drogas y violaciones a la ley del crimen organizado en las principales cárceles del país.

"Los Ñetas introducen drogas en las prisiones con la ayuda de oficiales corruptos, civiles que trabajan dentro del sistema carcelario y personas que visitan a los reclusos", aseguró la fiscal Rodríguez en rueda de prensa en la que reveló los hallazgos de Buró Federal de Investigaciones y el Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR) de Puerto Rico.

Entre los acusados se encuentra el máximo líder de los Ñeta, identificado como Abelino Millán Machuca, alias Papito Machuca.

La organización, cuyo propósito era defender los derechos de los confinados, se dedicaba al enriquecimiento ilícito de sus miembros mediante la distribución de narcóticos, asesinato por encargo y el tráfico de teléfonos móviles en prisiones como el Complejo Correccional de Bayamón, contiguo a San Juan; El Zarzal en Río Grande y en Las Cucharas en Ponce.

Además, desde 2005, los Ñetas se encargan de proteger su territorio y las ganancias mediante intimidación, violencia y asesinatos.

La organización delictiva utilizaba el dinero generado para fiestas a sus miembros y los familias en las prisiones del DCR.

"Los vamos a procesar y vamos a tener en nuestros penales la rehabilitación de aquellos confinados que sí le interesa", afirmó el secretario del Departamento, Einar Ramos López, acompañado de la jefa de la fiscalía federal en Puerto Rico, cuya ayuda agradeció.

según Ramos López, los imputados generaban un millón de dólares al mes mediante la venta de drogas en las prisiones del país con la colaboración de oficiales, que también fueron acusados.

La pandilla cometió al menos dos asesinatos en las prisiones, además de promover el narcotráfico en la cárcel y fuera a través de Puerto Rico.

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