miércoles, 4 de mayo de 2016

Miles de puertorriqueños ven afectadas sus vidas por el impago de la deuda

SAN JUAN.- Los más de 50.000 puertorriqueños titulares de unos 14.000 millones de dólares en deuda de este Estado Libre Asociado a EE.UU. son el rostro local de los demonizados "bonistas", que ven cómo sus ahorros se esfuman tras el reciente impago decretado por el Gobierno local.

"El dinero que invertí en bonos del Gobierno de Puerto Rico iba a ser para la futura educación de mis hijos", dijo hoy con resignación Ian Portela, uno de los cerca de 50.000 tenedores de deuda nacidos en la isla, cuya imagen se aleja mucho de los "fondos buitre" que retrata el Ejecutivo como el propietario tipo de su deuda.
El gobernador Alejandro García Padilla se dirigió el pasado domingo en un mensaje a la nación en el que, con tono fúnebre, informó que se incumpliría con un vencimiento de deuda de 422 millones de dólares, ya que había que optar entre pagar las nóminas de maestros y policías, o a los bonistas.
"No tenemos nada que ver con esos 'fondos buitre'", destacó Portela, padre de familia de 41 años y tres hijos, que pensaba destinar los intereses que le rinden sus títulos de deuda para pagar una mejor educación a sus vástagos y complementar la jubilación.
Portela se ha unido para defender sus intereses a Bonistas del Patio, un grupo incipiente de tenedores de deuda liderado por Jorge Irizarry, expresidente del Banco Gubernamental de Fomento (BGF), brazo financiero del Gobierno y una de las entidades del Estado Libre Asociado que se ha quedado sin fondos.
"Actualmente tengo trabajo y también mi esposa, pero la realidad es que la situación ha cambiado y no sé qué va a pasar con la educación de mis hijos", resaltó, tras matizar que después del anuncio del Gobierno de que no se pagará la deuda los bonos, la cotización de estos se hundió en los mercados (donde su precio fluctúa en función de la oferta y la demanda).
"Traían un economista a los hoteles para que nos explicara que era seguro comprar bonos de Puerto Rico", apunta por su parte Eduardo Rodríguez, de 58 años, otro ahorrador quien dijo que se sintió plenamente confiado en destinar el dinero ganado durante toda una vida a un producto financiero que creía fiable.
Antiguo empleado de una farmacéutica de Barceloneta, en la costa norte de Puerto Rico, decidió que la deuda del Gobierno era la mejor opción para invertir la indemnización que cobró tras años de trabajo en los antiguos laboratorios Abbott. "Esperaba vivir de ese dinero en el futuro, como forma de complementar mi jubilación", aseguró.
"Estos son solo dos ejemplos de cómo el impago afecta a personas normales que destinaron a esos bonos los ahorros de su vida", dijo Irizarry, erigido como cabeza visible de un colectivo de 50.000 puertorriqueños con deuda del Gobierno y sus corporaciones.
Entre todos controlan unos 14.000 de los 70.000 millones de dólares que Puerto Rico adeuda en los mercados, lo que, según Irizarry, además del drama personal que supone para cada uno de ellos, también es un problema para el conjunto de la economía puertorriqueña.
El expresidente del GBF señaló que el impago del pasado 1 de mayo del principal de la deuda, emitida precisamente por la entidad que él dirigió entre 2005 y 2008, supondrá que anualmente dejen de entrar a la economía local 800 millones de dólares, lo que profundizará aún más la crisis que golpea a la isla desde hace una década.
"Todavía no hemos decidido si tomaremos acciones legales por el impago", dijo Irizarry, tras matizar que Bonistas del Patio es un grupo que trata de aunar esfuerzos, pero aún no tiene potestad de representación de los afectados de cara a un posible litigio judicial.
Según sus datos, en Puerto Rico hay unas 50.000 personas con bonos del Estado Libre Asociado a nivel individual, aunque si se suma a sus familias los afectados serían casi 200.000, para una población total de 3,5 millones.
El Gobierno ya incumplió con los acreedores, aunque en cantidades mucho más modestas, en agosto de 2015 con un vencimiento de la Corporación de Financiamiento Público y en enero pasado con otro de la Autoridad de Financiamiento de la Infraestructura.
Sin embargo, el impago del pasado 1 de mayo fue el primero de grandes proporciones y seguramente no será el último, ya que el 1 de julio llegarán vencimientos por cerca de 2.000 millones de dólares.
El Ejecutivo asegura que no hay liquidez para pagar servicios básicos a la población y a la vez la deuda, por lo que ha pedido al Congreso estadounidense que le permita declararse en quiebra, algo a lo que Washington se resiste por el momento.

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